‘Imaginando el futuro, un Pacto Digital escrito por los jóvenes’ es un proyecto, impulsado por Telefónica y la Liga Española de Debate Universitario (LEDU), que recopila la visión de los jóvenes estudiantes sobre los retos y oportunidades de la sociedad digital actual.
La presentación del Pacto ha tenido lugar hoy en Fundación Telefónica y ha contado con la intervención de Pablo de Carvajal, secretario general y Asuntos Regulatorios de Telefónica, quien ha felicitado a los jóvenes autores por la calidad de sus reflexiones y sobre todo porque “expresen con tanta firmeza la necesidad de cooperar internacionalmente para evitar soluciones parciales a problemas globales. Esta premisa será especialmente importante para evitar la fragmentación regulatoria que no haría más que generar nuevas barreras a la innovación o a la protección de los derechos de las personas”.
A lo largo de nueve capítulos, los finalistas del Torneo Virtual de Debate LEDU STEM Cátedras Telefónica, en calidad de “futuros líderes” de la transformación digital de España, presentan diferentes ensayos en los que abordan tendencias y temas actuales con el objetivo de desarrollar su propio ‘Pacto Digital’, como brecha digital, algoritmos e inteligencia artificial, privacidad y datos, ciberseguridad, retención de talento, transición digital y verde, educación digital y confianza digital.
“Los jóvenes se adentran en la edad adulta en unos tiempos extraordinarios y de grandes cambios”, señala José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, en la introducción al ensayo. “Las certidumbres del pasado emergen en forma de grandes conflictos, como los dilemas que se plantean entre la creación de empleo y la automatización, la digitalización y la igualdad, la privacidad y los servicios gratuitos o entre la verdad y las noticias falsas. La desinformación y la postverdad, impulsadas por máquinas de forma consciente y dirigida, ponen en riesgo nuestra convivencia y los valores humanos que nos unen como sociedad”, prosigue.
En este contexto, Álvarez-Pallete considera que “por eso es más relevante que nunca recordar que somos las personas los que damos sentido a la tecnología y no al revés”. Y añade: “Tendremos éxito si lo abordamos desde una perspectiva intergeneracional, en la que participen empresas, la comunidad científica, los gobiernos y los académicos. Los jóvenes tienen la energía para construir un futuro mejor y liderar esta transformación”.
Confianza digital vs derechos fundamentales
Esta nueva carta de navegación desarrollada por los jóvenes presenta una serie de retos y abre nuevos interrogantes. Los autores, según los diferentes temas, analizan el peor y el mejor escenario posible valorando los desafíos y posibilidades que hay que enfrentar y, finalmente, aportan una serie de recomendaciones.
La digitalización es la revolución de nuestra era y, en este mundo cada vez más conectado, una mayor confianza en las herramientas digitales es un reto fundamental para asegurar que su impacto sea positivo, aun así la periodicidad de ataques cibernéticos, secuestros digitales o noticias falsas están poniendo en riesgo la confianza digital de la población.
Por ello, los autores señalan que el peor escenario posible es aquel en el que la desconfianza digital se convierta en absoluta indiferencia y socave la innovación y el desarrollo digital y se traduzca tanto en una pérdida de calidad y un aumento de precios, como en una mayor dependencia tecnológica, lo que supondría una involución a nivel económico, político y social. Como fórmulas para evitarlo se proponen acuerdos globales transparentes y colaboraciones multidisciplinarias comprometidas, así como una educación a todos los niveles.
Otro aspecto que genera mucha discusión y, por ende, muchos miedos, es el uso de los algoritmos y la Inteligencia Artificial (IA) y parece difícil, y probablemente erróneo, en opinión de los autores concebir el futuro sin ellos porque forma parte ya de un nuevo modelo de vida en el que confluyen el mundo digital y el analógico. La IA ofrece grandes medios para realizar hazañas que el hombre por sí solo no podía conseguir, generando beneficios increíbles para la sociedad, por ello es el momento de poner en marcha soluciones que garanticen su uso ético creando mecanismos que faciliten su monitorización, sin poner en riesgo la protección de sus secretos comerciales y sobre todo una protección de los derechos fundamentales de las personas, el correcto funcionamiento de la democracia y el respeto al Estado de Derecho, proponen en el Pacto. Desde luego, inciden en que, sin colaboración, los posibles avances que consiga cada actor no se traducirán en un progreso global para la sociedad en su conjunto.
La privacidad y la seguridad también son elementos interrelacionados por la importancia creciente sobre el valor y la propiedad de los datos. De hecho, señalan en el ensayo que “el almacenamiento de datos que actualmente sufren los usuarios es excesivo y, en muchos casos, no está justificado por una posterior mejora de su experiencia digital”. Así el rastro digital, entendido como todos los registros dejados por un individuo a través de la red, lejos de ser olvidado, es almacenado, procesado y monetizado mediante métodos tan genéricos como la publicidad personalizada o la venta a terceros.
Por ello, reflexionan en el mismo sobre cuestiones como el anonimato digital o el derecho a navegar por internet sin necesidad de revelar la identidad. Por ello, entre otras acciones se propone un gran pacto público-privado en el que se regulen por ley los nuevos derechos digitales, como el anonimato digital o el derecho a la propiedad de los datos por parte de los usuarios, y se garanticen desde las instituciones públicas.
Brecha digital: educación para no dejar a nadie atrás
Inmersos en un proceso de revolución tecnológica, la pandemia resaltó la llegada de una nueva brecha que se sumaba a la social y económica: la digital demostrando que desempeña un papel decisivo en la desigualdad, y en el acceso a la educación es un aspecto muy relevante.
De la noche a la mañana, el mundo se tornó online y aunque en los últimos diez años el acceso a las infraestructuras de telecomunicaciones en España ha mejorado enormemente experimentando un gran aumento del número de hogares con conexión a internet y con una reducción del 21% del número de viviendas sin ordenador, y que, según diversos estudios, la mayoría de los estudiantes disponen de dispositivos, como móviles (96%) y ordenadores con conexión a internet (83,6%), sin embargo, uno de cada tres estudiantes señala que no cuenta con los recursos necesarios para atender adecuadamente los estudios de manera online.
Por ello, apuntan como crítico ampliar la oferta formativa en el ámbito digital adaptándola a las necesidades de cada grupo de población; innovar más, adaptar el currículum a los requisitos de una sociedad digital; modificar las técnicas de enseñanza y aprendizaje; y diseñar un ecosistema en el que la tecnología sea su mejor aliada y donde se puedan construir nuevos puentes de conocimiento.
De igual manera, se incide en la necesidad de favorecer un entorno de emprendimiento que ayude a retener talento y se incentive la creación de nuevas empresas. Esta situación se vería facilitada si existiera un contacto más temprano con el mundo laboral, de ahí la importancia de unir empresa y formación académica además de poner especial cuidado en el desarrollo de las habilidades que se están demandando.
Digitalización como aliada de la sostenibilidad
El cambio climático y el medio ambiente es otro ámbito de preocupación entre los jóvenes estudiantes. En el ensayo se manifiesta que digitalización y sostenibilidad ya no son conceptos disociados entre sí, todo lo contrario. El futuro del planeta depende en gran medida de la promoción de dicho binomio.
La digitalización ha abierto un gran abanico de posibilidades, sin embargo necesita de tecnologías e iniciativas verdes que acompañen este proceso y limiten las emisiones de gases de efecto invernadero. En este contexto, el peor escenario sería aquel en el que se mantuviese el ritmo de digitalización actual sin un enfoque sostenible.
Por ello proponen un nuevo modelo económico que asegure que la transición doble se desarrolle sobre una base sólida, protagonizado por una mayor conectividad, una mayor capacidad para la generación y almacenamiento de datos, y la promoción de la taxonomía -inversiones sostenibles-. Además de invertir activamente en innovación centrándose en la capacidad de generación y almacenamiento de energía renovable o en proyectos de captura de carbono e incrementando los esfuerzos en la lucha contra la obsolescencia programada; y, por último, dado que el cambio climático es un problema global, se debería promocionar una cooperación activa internacionalmente, entre otros.
Todo ello, según los jóvenes, contribuiría en gran medida a estabilizar la temperatura global y a mitigar los efectos adversos del cambio climático sobre la población y el medioambiente.
Telefónica inicia, con ‘Imaginando el futuro, un Pacto Digital’, una serie de actividades, en el marco del ‘Año Europeo de la Juventud’, con el objetivo de abrir territorios de colaboración y análisis para empoderar a los jóvenes, escucharles y animarles a participar en los espacios de toma de decisiones. Por ello, la telco colaborará con One Young World para apoyar a jóvenes líderes de las zonas rurales de los países de América Latina para que tengan la oportunidad de participar en la Cumbre 2022 que se celebrará en Manchester (Reino Unido), participará en DigitalES Summit, seguirá colaborando con LEDU, entre otras acciones.