«Automatización» se ha convertido en una palabra de moda en los círculos de ciberseguridad. No es de extrañar en un entorno en el que los especialistas en seguridad escasean y están sometidos a una intensa presión para defender a la empresa de una enorme variedad de amenazas. Sin embargo, parece que a las compañías les cuesta encontrar la mejor forma de aprovechar al máximo las ventajas de la automatización. Según una investigación de ThreatQuotient, compañía líder en plataformas de ciberseguridad, esto se debe a factores como los recursos disponibles, el tiempo y la falta de confianza. Desde la propia compañía recuerdan las claves para alcanzar una óptima implementación de la automatización en las herramientas de ciberseguridad:
Diferenciar entre automatización y orquestación. En primer lugar, resulta conveniente tener clara la diferencia entre dos términos que parecen usarse indistintamente. Por una parte, la automatización es la conversión o adaptación de un único proceso manual para que lo complete una máquina, mientras que la orquestación se aplica a un flujo de trabajo de varias etapas que implica a varias herramientas diferentes, que se automatizan y se unen para ejecutar un proceso.
Decidir por dónde empezar. Seleccione qué tipos de incidentes quiere gestionar con la herramienta y, a continuación, analice lo que ya está haciendo y dónde lo está haciendo cuando se produce un incidente. Este enfoque tiene la ventaja añadida de superar la falta de confianza en los resultados de los procesos orquestados. Si sabe cómo son los resultados de sus procesos antes de orquestarlos, le resultará más fácil aceptar racionalmente un resultado similar de la herramienta.
Graduar el nivel de automatización y orquestación en función del caso. Es aconsejable analizar qué procesos se realizan actualmente de forma manual e identificar cómo se beneficiarían de la orquestación, ya que cuando ya existen muchas herramientas en juego, añadir una plataforma de orquestación puede aumentar la presión sobre los equipos, exactamente lo contrario del efecto deseado. Por ejemplo, en la gestión de parches, no es aconsejable parchear automáticamente todos los servidores y prescindir de la supervisión humana. En su lugar, se puede utilizar la automatización para encontrar la combinación adecuada de controles compensatorios, de modo que cuando la herramienta identifique una vulnerabilidad, envíe automáticamente alertas a las partes interesadas para que puedan establecerse controles compensatorios antes de aplicar el parche.
Una estrategia paso a paso. En resumen, cuando se empiece con la automatización, primero hay que identificar los flujos de trabajo repetitivos y que consumen mucho tiempo que ya se pueden orquestar. A continuación, diseñe el flujo de trabajo con el equilibrio adecuado entre la automatización y la intervención humana para el caso de uso, centrándose inicialmente en la fase de detección antes de determinar qué aspectos de la respuesta pueden o deben automatizarse. Por último, explore cómo el acceso a la plataforma puede ir más allá para romper los silos entre departamentos y conseguir que todos los equipos trabajen juntos de forma eficaz en una misión de seguridad unificada.